Nacho Hernández
PINTOR
       Nació en Valladolid y como muchos otros artistas, aunque asume no conservar demasiados recuerdos de niño producto de su introspección, siempre supo que quería pintar y como muchos otros también, hace 7 años decidió instalarse en Barcelona para disfrutar de los beneficios y transitar, a veces también, los inconvenientes que ocasiona la gran ciudad. Así, la vida pasible y burguesa castellana, una estancia en Londres y los claustros de la facultad de Bellas Artes de Salamanca quedaron atrás. Varios años después, el que supo ser un niño y un alumno ejemplar que nunca se planteó un desequilibrio ético o moral, de adulto, debió aprender a sobrellevar el estado de vulnerabilidad al que lo sometió, el hecho de haber contraído HIV de una relación transitoria y como consecuencia afrontar una fuerte crisis sentimental que amenazó la continuidad de su historia de amor de 17 años, con Santi, su actual pareja

Texto St Xavier Octavius
Photo Alessia Laudoni
"Barcelona es como un caramelo con un emboltorio bonito pero de un sabor amargo"

Viaducto de Vallcarca - Vallcarca

"…El problema que tiene Barcelona es que ha vendido una imagen de ciudad progresista, tolerante y abierta y es una ciudad tan cerrada como Valladolid lo que ocurre que la gente que viene de fuera  es la que genera apertura…"

       "…Haber estado enfermo y haberme sentido atrapado en un conflicto sentimental, entre dos personas, fue un gran punto de inflexión en mi vida, fue un antes y un después, por primera vez en mi vida me sentí vulnerable y recuerdo que sentir aquella sensación, provocó en mí un cambio radical, una gran transformación…" Siente haber renacido como el Ave Fénix y haberse transformado como una mariposa. El individuo egoísta, despreocupado, algo lacónico, poco amigable y pretencioso tuvo que sufrir física y espiritualmente para sentirse vivo y para mutar por el deseo de volver a vivir de otra manera y de ser otra persona. “…La fragilidad que experimenté en aquel momento me hizo comprender que no era tan importante como yo creía, aquello desencadenó una batería inagotable de cuestionamientos y planteamientos y comencé a reducir el mundo y mi mundo y a valorar hasta a las cosas más pequeñas de la vida

¿Cómo, cuándo y por qué?  Siempre lo tuve muy claro, desde crío dibujaba y pintaba, siempre me llamó la atención. Llegué hasta aquí dando mucho tumbos, cuando eres adolescente no tienes las ideas muy claras, aún no te has establecido un mundo personal ni forjado un universo propio. Siempre supe que quería ser pintor, estudié la carrera de Bellas Artes en Salamanca, cursé la especialidad de pintura y siempre he luchado por ser pintor, lo que ocurre es que al principio cuesta y mucho. Lo que me empujó fue el hecho de tener que transitar situaciones difíciles que me hicieron hurgar en lo más profundo de mí ser y me ayudaron a conocerme, comprenderme y a saber lo que deseaba.

Tu etapa como fotógrafo. Necesitaba un archivo propio de imágenes, no puedes servirte de imágenes de otras personas, necesitaba generar mi trabajo propio que esas tomas sean capturadas desde mi manera de ver las cosas. Ya había pintado, la fotografía me hizo distanciarme de la pintura y el dibujo, para mí en ese momento era más fácil pulsar el botón de una máquina, me implicaba menos, era menos arriesgado y sobre todo tienes muletas en las que apoyarte, no estás solo ya estás con otra persona. Trabajar a solas todos los días es duro porque trabajas con tus fantasmas, es más incomodo. Sin embargo, también es verdad que cuando fotografiaba me comunicaba más, ahora la comunicación es mas introspectiva, más mía, cuando retrataba también era mía la comunicación en el sentido que elegía fotografiar a gente que estuviera en mi línea de pensamiento, filosofía o estilo de vida pero por esta razón, sentía que tenía apoyo, tenía las muletas de esas personas, cuando de repente te planteas pintar y trabajar en un taller a solas realmente ya no hay nadie alrededor ni siquiera puedes hablar, la comunicación la estableces a través de un lienzo de un papel…

¿Por qué te gusta trabajar en solitario? Siempre he pensado que es por un rasgo de cierta cobardía, para mí es más fácil estar a solas conmigo mismo, el tener que trabajar en equipo podría obligarme a cambiar o alterar mi mundo, que me pertenece solamente a mí y me hace sentir libre. Cuando trabajas en equipo tu libertad es limitada, pero creo que hay algo de cobardía en el sentido de no haber aprendido a desenvolverme con las personas y de miedo a perder mi libertad porque trabajar en equipo implica negociación y muchas veces ceder para llegar a un consenso, a un punto de encuentro.

Si hablamos de tu universo de creación. Supongo que, como siempre he sido una persona más introspectiva, con pocos amigos, me refugié en el mundo de la cultura y en combinación desarrollé mundos propios. Siempre me gustó mucho la lectura, el cine, la música, digamos que mis amigos eran esos elementos y sin quererlo, son datos, información referentes que vas almacenando y no eres consciente de ello hasta que pasa el tiempo. Ahora me doy cuenta que no preciso acceder a mucha información, quizás porque he llegado a la conclusión de que tendría que tener muchas vidas para poder tener toda la información que me gustaría tener. Ahora prefiero centrarme en aquellas cosas que me gustan realmente, creo que tuve el tiempo necesario para experimentar y conocer las cosas que me definieron individualmente, te definen sobre todo aquellas que eliges quedarte pero también aquellas que rechazas, y ahora, es cuando yo me doy cuenta que puedo empezar a manejar un universo propio porque soy capaz de alejarme de unas y de otras.

Y tu técnica…Personalmente me desenvuelvo mejor con el dibujo, me siento mejor dibujando que pintando y hasta que no veo claro el dibujo, no paso a la pintura. Generalmente lo que hago es trabajar formatos más pequeños y cuando ya está definido el volumen, en ese formato, comienzo a trabajar esos mismos dibujos en formato más grande, hasta llegar a un tamaño real para considerar si ese dibujo funcionaría o no, sobre todo lo hago porque me gusta mucho jugar con agrupaciones de imágenes, cuando se trabaja con formatos pequeños se puede, en un momento dado, extender los dibujos en una mesa y agruparlos en grupos de a tres, de a dos o de a uno y ver cómo pueden interactuar entre ellos, cuando esa idea está resuelta, desarrollo los volúmenes a formatos mayores para comenzar a pintar.



Hablemos de tus fetiches. Siempre me atrajo la representación del binomio sexo-religión por la contradicción y oposición que representa desde un punto de vista religioso intentar establecer vínculos y asociaciones, son mundos antagónicos que se encuentran. Me provoca mucho morbo, encuentro un punto prohibido, que me atrae en demasía, al intentar investigar al respecto. En según qué círculos, me interesa jugar con el concepto dicotómico sexo-religión, puede ser muy provocador e incluso generar incomodidad y me gusta. Soy una persona que me considero religiosa entonces sé de qué hablo, existe una dualidad constante respecto a este tema,  por un lado el discurso religioso, por el otro el discurso social y el de tu propio cuerpo e inconsciente que la mayoría de las veces dice cosas opuestas o diferentes del primero. No soy practicante como la iglesia manda pero sí que me gusta establecer un dialogo con Dios, sí, quizá porque me doy cuenta que lo que nos sucede en nuestra vida ya está asignado, creo en mucho en ese aspecto. No creo que las cosas sucedan porque tienen que suceder si no que nuestro destino ya está marcado desde que nacemos. Existe algo superior a nosotros que nos marca esas directrices en la vida y aprendamos de los errores y de los logros.

¿Barcelona, cuándo y por qué? Hace siete años. Vivía en Valladolid que es bastante pequeña y tenía ganas de abrirme camino en el mundo del arte, además ni mi pareja ni yo estábamos a gusto en Valladolid y queríamos experimentar en una ciudad grande. Cuando pensamos en Barcelona tenía gran peso la razón del mar pero con en tiempo se convirtió en algo absurdo porque no voy nunca al mar… Soy castellano y me doy cuenta que puedo vivir sin mar, a mi el mar no me da libertad, me pone límites, de hecho echo mucho de menos Castilla. Es cierto eso de que valoras las cosas cuando las pierdes, Valladolid me parece una ciudad áspera, una ciudad muy crítica, pero me doy cuenta que eso me ha ayudado a mí a ser crítico, a no conformarme con cualquier cosa que pueda hacer y a no fiarme tampoco de las opiniones las personas. Barcelona me da la sensación de ser una ciudad más permisiva que aparentemente es más tolerante y luego no es así, porque te das cuenta que es una ciudad que está muy encorsetada, yo pienso que la ciudad la hace mucho más estimulante la gente que viene de afuera. En Barcelona se instala cotidianamente gente de afuera, que se acerca por la idea de “ciudad creativa”, “ciudad del diseño” y porque son personas que intentan ser y vivir de una manera diferente, hacer algo especial con la ciudad pero la política siempre pone límites y existe notoriamente una predilección por lo local o lo regional que le complica bastante las cosas al que viene de afuera.

¿Existe alguna vinculación entre BCN y tu universo de creación? En verdad no encuentro ningún vínculo entre esta ciudad y mi trabajo. Mis puntos de vista son muy interiores, muy personales, muy intrínsecos, el circuito es de adentro hacia fuera. Es verdad que en su momento me influyó mucho su noche, la libertad, el desenfado, la naturalidad, los freakis de gran ciudad que usualmente en ciudades más pequeñas no germinan. Es cierto que en Barcelona tuve la posibilidad de conocer a personajes inspiradores, vinculados al mundo del fetichismo y de sexualidades extravagantes, poco convencionales. Siempre recordaré con mucho cariño a Natacha, un travesti del Raval, con quien me gustaría trabajar en pintura. Es verdad que este tipo de gente se puede encontrar sólo en Barcelona, porque Barcelona nos deja ser, nos deja expresarnos con más libertad. En Valladolid hasta los travestis son más conservadores. En Barcelona, para poder compaginar mi trabajo de taller, durante mucho tiempo, trabajé de noche y tuve la suerte de conocer gente muy peculiar, gente muy inspiradora que alimentó mis universos y mis fantasías.

¿Crees en que las tendencias sociales pueden influir tu trabajo o el de los demás artistas de la ciudad?  Yo soy una persona muy aislada, vivo en una burbuja, de día trabajo en el taller y por las noches en un local. Me he dado cuenta que el arte implica muchos sacrificios y muchas pérdidas una, por ejemplo, son las amistades, en el sentido de que a las amistades hay que brindarles tiempo y el arte es algo muy absorbente, por momentos incluso esclaviza, quizás por eso también me gusta el arte, porque yo he tenido siempre un punto sumiso, me excita ser el perro del arte, así es que vivo en mi propio mundo, no interactúo de esta manera soy poco permeable a las tendencias sociales, expreso mundos internos, además existen mis limitaciones para comunicar, de hecho no tengo ordenador ni uso internet menos aún un perfil en alguna red social.  Yo pienso que 20 años atrás, la gente colaboraba más, la gente se agrupaba, creo que Internet se ha cargado todas las vías de comunicación aunque la gente piense que es una maravilla, creo que vivir en una realidad virtual al contrario de lo que sentimos, te aísla, esto es lo que hace que la gente pase muchas horas delante de su ordenador y no quede en los bares para intercambiar ideas. Vivimos en una sociedad que es bastante egoísta, la gente peca mucho de narcisista, yo creo en el tú a tú, durante los años de “la movida” no existían ni los móviles, mucha de esa gente vivía en la calle o se encontraba simplemente en los bares. Actualmente se perdió mucho la comunicación tangible que es tan necesaria.

¿Algún rasgo artístico que reconozcas como propio de la ciudad?  Creo que los graffitis. Recuerdo que me gustaba observarlos cuando andaba por la calle y nunca dejaban de sorprenderme. Ahora suelo ver muchos menos porque Barcelona se ha convertido en una ciudad menos permisiva. El graffiti era lo que para mí es lo más representativo de la ciudad, un poco el arte urbano, una expresión más naïf en un sentido no tan académico, una pena que lo están exterminando.