Norman Vilalta
ZAPATERO DE CORAZÓN PARA ZAPATOS CON ALMA
       A los 30 años, producto de una crisis existencial, generó un cambio radical de vida, mutó de joven abogado, en un importante bufete de Buenos Aires, a joven creador de calzado formado en Florencia, con atelier en Barcelona y a, en la actualidad, vender sus piezas a más de 3.000 euros y poseer un listado de clientes muy alta gama.
Texto St Xavier Octavius
Photo Alessia Laudoni
"Barcelona es una ciudad bellísima con destino de genialidad"

Galería Víctor Saavedra - Eixample
"…nuestra programación busca provocar más que satisfacer, en su momento, lo supimos hacer con el folk y el flamenco…"

      Nació en la Patagonia y asegura que, haberse dado cuenta, de pequeño, que podía dibujar, le abrió la puerta al camino de la estética “…A los 6 años comprendí que podía representar y sé que inconscientemente, en ese momento, tomé la decisión de trabajar con la estética el resto de mi vida...” Sin embargo, por amor a la justicia, estudió Derecho y, en vez de abandonar en el último año de carrera, concluyó y considera que "...El gran hito de mi vida es haber decidido a los 30 años que a los 40, quería volver a hacer lo que hacía ese niño de 6, crear belleza..." Mientras se formaba en Florencia, abandonó momentáneamente la estética para incorporar la técnica para después, tal vez matarla o simplemente utilizarla cuándo y cómo quisiera. Así, se despliega entre la ambivalencia constante de crear, gestionar y fusionar recursos técnicos con recursos creativos, de forma que, el control de la técnica le permite desarrollar una mayor cantidad de recursos artísticos. Influenciado por, como dice él, “una madre esotérica” y el amor y el apoyo de Bea, su mujer, también artista zapatera, vive entre Mallorca y Barcelona y desde su taller, de la calle Enric Granados, está a un paso de lanzarse al mundo. Un artista que hace trabajo artesano para crear parte de la cuota de belleza que buscan muchos mortales. Intuitivo no sigue la moda, sólo proyecta sus conceptos y puntos de vista. Su trabajo es totalmente artesanal y a medida. Busca conocer a sus clientes y descifrar qué quieren y qué precisan, cómo viven, cómo visten, les hace una horma en madera para cada pie y después de mucha reflexión, de una o dos pruebas y varias horas de trabajo, nace el zapato de autor.

¿Alguna vez te preguntaste cómo, cuándo y por qué? Mi madre tenía un negocio de artesanía, en la Patagonia, en Puerto Madryn, donde vendía piezas que otros artesanos creaban, principalmente joyería. Ella es muy “artista” y compartí con ella la vida de todos esos artistas artesanos durante mucho tiempo. En Argentina la artesanía está asociada a trabajar con las manos y cuando y cuando decía que quería dedicarme a hacer zapatos a medida, todos me respondían que sería artesano y, en ese contexto, no me apasionaba ni lo artesanal ni el hecho de ser artesano. Con el tiempo comprendí que me había convertido en artesano, de haber hecho un aprendizaje tradicional y entender así, qué era ser artesano, antes no lo entendía. Ser artesano es, por un lado, dominar la técnica y por el otro lado el amor con que aplicas esa técnica. Es abrir tu corazón para avanzar, para satisfacer a otros y para crear objetos que le pertenecerán también a otros así, haces lo que es mejor para el oficio, para el zapato y para quien los vaya a utilizar. Eso es la artesanía, donde debería primar el amor sobre la técnica pero controlando a esta última. Ser artesano y lo artesanal se han puesto muy de moda pero no puedes ser artesano o hacer artesanía si no te implicas con el corazón, debe ser una entrega total. Desde ese punto de vista mis zapatos son artesanales, lo que hago es artesanal, yo no soy artesano, no es una consecuencia, es al revés, parece una consecuencia pero es una causa.

Entonces este contexto, ¿por qué el zapatos y no otro objeto? Siempre supe que quería crear una marca exclusiva, no pensaba únicamente en zapatos aunque por ahora solo me dedique a ellos, cuando me aburro también creo bolsos… Decidí dejar Buenos Aires y la abogacía para instalarme y formarme en Florencia, mientras tanto ocurrieron varias cosas, primero me había empezado a interesar por el diseño, he experimentado una búsqueda personal durante muchos años, deseaba darle sentido a mi vida, encontrar lo que verdaderamente quería hacer. Mi última misión como abogado fue comprar unas marcas de zapatos que habían creado. Recuerdo haber firmado el contrato como "Norman Vilalta de profesión zapatero" y no tenía ningún interés por los zapatos, en ese momento, sólo que me gustaban, como así también el diseño en general y punto. En aquel entonces tenía una relación seria de noviazgo por lo que quería mejorar mi situación profesional y pensé en matricularme en Columbia para hacer un máster, cuando le conté la idea a mi novia, ella, que era muy sabia, me dijo, que si eso lo que realmente quería y en un segundo supe que no. No, lo que yo quiero es hacer zapatos. “Entonces haz lo que te haga feliz", replicó. Su determinación ayudó a la mía y ahí fue cuando me dije "…Yo quiero hacer zapatos a mano, vamos a por los zapatos…". Decidí buscar un taller, en Buenos Aires, para comenzar a aprender el oficio. Correa Gautier se llamaba, me abrieron las puertas de ese universo pero no podían enseñarme el trabajo, en este contexto, decidí instalarme en Florencia, cuna del zapato hecho a mano.

¿Cómo es el primer día de un abogado argentino en un taller florentino de zapatos a medida? Este oficio se aprende trabajando. La dueña del taller era una alemana esotérica, se llamaba Saskia, me hizo la carta astral, le gustó lo que leyó y me cogió. Estuve todo un lunes martilleándome las rodillas. Ese fue mi primer día de trabajo, aprender a martillear, aprender a sentarme en el banco y aprender a cortar con la cuchilla, lo primero que hice fue cortarme un dedo, por supuesto. En ese taller estuve varios meses hasta que me sentí estancado, que no avanzaba. El mismo día que decidí saltar al vacío y formarme solo, conocí a Stephan Giménez, el que sería mi maestro y me llevó a trabajar al taller de Stefano Bemer, un zapatero muy reconocido, que sorprendido ante la pasión que ponía en mis tareas, decidió enseñarme todos los secretos de este oficio. De todos modos el secreto de la zapatería hecha a mano son dos o tres cosas básicas, lo que ocurre es que hay que tener mucha voluntad para hacerlas a diario.



¿Cómo se vincula tu proyecto con Barcelona?En el 2003, aún estaba en Florencia, decidí hacer un viaje para conocer Barcelona. Aparecía en mi lista, junto con Nueva York, como una de las posibles ciudades donde instalarme. Recuerdo haber llegado un domingo muy frío, la ciudad me encantó y salí a recorrerla. Estuve 3 o 4 días paseando hasta que descubrí casi accidentalmente la calle Enric Granados, de la que me enamoré y sin saber, le saqué una foto a un edificio que me gustó mucho, en el que un año después, sin recordar este hecho, encontré mi casa y este local que, desde entonces, es mi taller. Soy de los que piensan que cuando te alineas con lo que tienes que realmente hacer en la vida, todo fluye como un río, me encantan los ríos, pesco en los ríos, disfruto muchísimo. Personalmente comencé a fluir cuando tomé la decisión de hacer zapatos. También profesionalmente y emocionalmente existen dos razones fundamentales una es haber conocido a Josep Cunillera un zapatero ortopédico del Raval que cuando me presenté en su taller, lo primero que me dijo fue : “Pasa a este lado del mostrador y siéntate a mi lado”. Este hombre generoso y de gran corazón, sin conocerme, me brindó todo lo que tenía, su taller, su casa, y me dijo que yo iba a trabajar allí, que aquel era un lugar para que yo trabajara. Y así, los viernes él se marchaba a su pueblo yo me quedaba en su taller trabajando. Por eso el picaporte de la puerta de mi taller es una horma que utilizaba él, es un pequeño homenaje, el ha sido la puerta a mi taller, la puerta a mi mundo, sin él no hubiese podido crear. La otra razón se llama Margarita, mi cosedora, es un encanto de ser humano, capaz de trabajar en fin de semana si tienen que salir pedidos. Siento una estima incondicional hacia ellos. Así, con trabajo, pasión y mucho cariño, llegó el primer cliente y después otro y otro y ya llevo 8 años afincado y creciendo en Barcelona. Aunque nada fue fácil, esta ciudad, mis clientes y mis amigos me permitieron ser yo mismo. El entorno ha sido siempre muy amable y generoso además de que Barcelona me inspira o me inspiró durante mucho tiempo.

¿Cómo es hacer zapatos a medida en una ciudad que no existe la tradición? Una las principales razones que me trajeron hasta aquí, es que quería ser el único o uno de los poco que hiciera este trabajo. Al principio ha sido muy importante, casi revelador, darme cuenta del tipo de trabajo que debía hacer como artesano, primero comencé con aquello de matar la técnica, precozmente sentí cuál era mi manera de hacer zapatos a medida. Es verdad, una de las primeras limitaciones que presentó el lugar fue que aquí no existía afición por los zapatos a medida, la gente tiene un gusto muy propio y bastante limitado. Esta situación modificó mis ideas y fue cuando comprendí que era más interesante preguntar qué zapato se quieres a ofrecer hacer zapatos a medida. Este concepto derivó en una colección de zapatos para cada cliente, donde se diseña el estilo de cada zapato de acuerdo al estilo cada cliente, así finalmente le aporto algo, le influyo por esto lo más interesante para mí es trabajar sobre su estilo, sus ideas, sus sueños más que en el zapato a medida en sí mismo. Esa es mi manera de hacer un zapato a medida, a medida en el sentido más amplio, no sólo el morfológico.

¿Esta sería una de tus maneras de diferenciarte, tu valor agregado?Exacto. Aquí la diferencia estriba en que no sólo vienen a buscar un buen zapato hecho a medida. Piensa que puede ocurrir que encuentres un zapato industrial que te calce como uno a medida, en este caso, la medida no aporta demasiado, lo que podría algo sería la calidad extrema pero yo amabas cosas, calidad y comodidad, las doy por hecho. Estas razones no son mi meta final, sólo quiero controlar la técnica para obtener los mejores resultados posibles pero la técnica no es el fin en sí mismo, si lo es el resultado estético, la experiencia, cómo se siente mi cliente compartiendo mi concepto y siendo parte del proceso. Ha habido clientes que me han dicho  que cuando se miran al espejo se ven distintos con mis zapatos", esto ocurre no porque los zapatos tengan algo especial, sino porque les cambio la manera de  mirarse al espejo.



¿Cómo vinculas zapatos artesanales con concepto y tendencias?Justamente esa es una de mis búsquedas profesionales. Intento ir un paso más allá, investigo las características futuras del bespoke (término inglés para designar algo hecho a medida bajo pedido, no importa el sector). Sabemos que en el siglo XIX la tendencia del bespoke era dejarte hacer los zapatos por el zapatero más caro, la del siglo XX, como ya no había más zapateros, era hacértelos con un zapatero y, la del siglo XXI no te la podría definir ahora, pero me oriento hacia la hipótesis de que es que alguien desarrolle una colección completa para ti. Alguien te crea un zapato que ya no es solamente un zapato hecho a mano, sino que tiene mucho  concepto detrás. Esa es mi búsqueda y en la línea que desarrollo mi trabajo. Te repito, considero que, la mayoría de las veces, es más potente e importante trabajar sobre la idea más que sobre la técnica. Por otro lado, hay que mencionar, evidentemente, que el lujo (aunque no me agrade demasiado este término) y la exclusividad serán cada vez más dos factores determinantes para este sector y para muchos otros, el lujo de los materiales y que te haga un zapato exclusivo, único, el mejor de los zapateros. Lo que equivaldría a llevar una pieza de arte en los pies que, además de hacer que te veas y te vean bien, consiguen que te diferencies, que esas piezas hablen por ti. Otra tendencia social potente es que en este momento triunfa la belleza, dentro de unos años, tal vez, sea el triunfo de algún otro valor pero en este momento triunfa la belleza y esta es mi manera de canalizar esa tendencia, crear belleza sin límite, es un acto que provoco naturalmente pero siempre desde la exclusividad.

¿Qué es lo que más te agrada de la ciudad y qué es lo que menos?Lo que más me gusta es su dimensión humana y lo que menos me gusta la uniformidad, el pensar en pequeño, el limitarse, el ser de una determinada manera para entrar, para poder ser, parecer de una determinada manera para poder ser. Yo estoy en contra del parecer. Todo esto se nota estéticamente en la manera de vestirse, aunque estoy seguro que los catalanes, en general,  tienen muchas más virtudes que defectos.

Proyectos. Trabajamos sobre la idea de generar una propuesta de exclusividad genuina apoyada en dos valores, el de la verdad y el de la belleza y sobre todo, con el firme propósito de provocar la evolución del oficio y hacerlo expansivo a la experiencia y la exclusividad. Uno de los primeros pasos será reforzar los recursos humanos para montar aquí, un taller con cinco personas, una estructura que me permita atender a los clientes y desarrollar más producto. También está entre los planes desarrollar producto de mujer, y, en al menos dos años, estar preparados para presentar una propuesta interesante y después comenzar a desarrollar otras líneas de producto, como los bolsos, que me interesan mucho. Cuando me aburro hago bolsos y tengo muchas ideas que deseo materializar. Así la idea de tener una plataforma nos permitirá diversificarnos y crecer. Otra línea de análisis e investigación es la de innovar como artesano, es importantísimo para mi innovar. Necesitamos un taller que esté en comunión con otras disciplinas para poder tener recursos generar sinergia, ser creativos y crear innovando. Pensamos que el primer taller-tienda debería abrirse en Nueva York.

Una definición de Barcelona. Es una ciudad bellísima que tiene destino de genialidad, no es una ciudad común, tiene muchas particularidades sobre todo que es un puerto. Creo que los catalanes deberían asumir ese estatus. Un puerto sirve para que ciertas cosas y personas lleguen y otras se vayan. Existe una personalidad y una manera de ser, la ciudad lo respira y su historia lo demuestra.