Paola Sommella
ARTISTA ARTESANA
       Esta bella napolitana, barcelonesa por adopción, Licenciada en Bellas Artes, se siente “artista artesana” desde que nació “…Tal vez lo único que haya cambiado, es la forma que tengo de mirar las cosas, antes era más soñadora, hoy soy más concreta, voy directa a lo que deseo…”
Texto St Xavier Octavius
Photo Alessia Laudoni
"Barcelona es la ciudad que me reinventó siete veces en siete años"

Plaza Sant Just - Gótico
"…Barcelona me generó el impulso de investigar con otros medios digitales y artesanos y la libertad de actuación de otros artistas, vinculados a la ciudad, me aportó mucha seguridad a la hora de mostrar mi trabajo…"

        Sin embargo, asegura que nunca quiso ser bailarina, ni actriz, ni casarse con vestido blanco pero siempre soñó con su realización profesional a través de su expresión personal. Se considera afortunada por haber hecho lo que quería y haber contado siempre con el apoyo incondicional de sus padres que, sin pertenecer al mundo del arte, han sabido guiarla y potenciar su energía creativa. “…A veces, es difícil para los padres aceptar la idea de que sus hijos sean artistas, podría ser la causa de que no tener un trabajo estable y todo eso... Yo lo he tenido fácil, no he precisado ser rebelde…”. Asume que, como la mayoría de los artistas, no lograba vivir de su arte. La crisis, que comenzó en España en el 2008, además de hacerle perder su trabajo fijo, actuó como un motor de cambio que le exigió una intensa superación y comenzó a cargar de “significado” su tiempo libre y a  investigar sobre las posibles posibilidades de “comercializar” (entre comillas, como dice ella) su arte. Esta posibilidad ha sido, el punto de inflexión entre un tipo de arte más conceptual, con un estudio cultural detrás de cada propuesta, y otro que, sin traicionar sus principios artísticos y sus valores estéticos, pudiera ser apreciado y vendido en el mercado del arte. Así, la necesidad de expresión y la económica confluyeron en una investigación que ha durado prácticamente cuatro años y ha permitido a Paola encontrar la posibilidad de, como artista, ser ella misma, realizarse, experimentar con materiales, volver a los pinceles, trabajar con las manos, con el ordenador, dibujar y, poco a poco, encontrar su manera de expresarse y vivir de ello.

Como artista ¿cómo te defines y por qué? Me defino como “artista artesana” porque mi carrera es un punto en el que confluyen diferentes elementos como mis estudios, mi formación, mi experiencia... Soy escenógrafa, la escenografía me brindó la posibilidad de penetrar el mundo del teatro, un mundo fascinante pero muy cerrado que me dio la oportunidad de conocer y experimentar una gran cantidad de distintos materiales. Desde hace seis años que realizo una investigación mucho más personal, más mía, de mucha introspección. 

¿Cómo defines tu técnica? Es una técnica híbrida en la que se fusionan el fotomontaje, la artesanía, la ilustración manipulada (o no por ordenador) y el empleo de papel, yeso, madera y cerámica.
Este proceso hipermixto de creación despierta la curiosidad de las personas,  de modo que cuando observan mi trabajo, en la mayoría de los casos se origina un debate focalizado en la técnica.

Artísticamente ¿crees que eres pionera en algún sentido? Creo que no, hoy en día es muy difícil ser pionero. Estamos muy interconectados y los universos de creación muchas veces se cruzan.

¿Por qué elegiste Barcelona? No fue una elección, fue la necesidad de escapar de otro lugar, encontrarme aquí y desafiarme a vivir en un lugar nuevo.  La primera vez que vine a Barcelona fue de vacaciones, una amiga me invitó a pasar el verano y las relaciones que entablé me llevaron a quedarme… Creo que, sobre todo, es la gente lo que te ata a esta ciudad aunque también sea lo que te hace odiarla porque la gente va y viene continuamente… La ciudad está hecha por la gente, lo que más me ha impactado a nivel emocional es este flujo continuo de gente que no para.

¿Tenías alguna percepción formada sobre Barcelona? No, ninguna porque nunca antes había estado en España y sólo conocía tres palabras de castellano: hola, agua y amigo.

¿Crees que haya alguna vinculación entre tu obra o tu manera de crear y Barcelona? Sí, Barcelona me generó el impulso de investigar con otros medios digitales y artesanos y, la libertad de actuación de otros artistas vinculados a la ciudad, me dio mucha seguridad a la hora de mostrar mi trabajo. Hasta entonces siempre lo había mantenido escondido en un baúl…

¿Qué es lo que más te gusta de la ciudad? El flujo constante de gente, el clima porque me da la posibilidad de nadar en enero y de mirar a mar abierto y el hecho de que sea  una ciudad a escala humana, no necesito coche. Barcelona tiene una medida perfecta, no es pequeña como un pueblo ni grande como una metrópoli.

¿Qué es lo que menos te gusta de la ciudad?  Aunque yo venga de Nápoles  me gustaría que Barcelona fuera una ciudad más limpia de lo que es. Tampoco me agrada demasiado esta obsesión por abrirse tanto al turismo. Sé que el turismo es la primera industria del país, pero una ciudad debe de estar hecha por y para los ciudadanos que le dan vida día a día.

¿Crees que en Barcelona los artistas son más de generar o adaptar tendencias? Creo que Barcelona, en general, es una ciudad que sabe absorber las tendencias adecuadas y hacerlas propias, las adapta pero no las genera.

¿En qué otros lugares has vivido?  He vivido en Milán, Buenos Aires y París. Pero Barcelona es la ciudad que yo extraño cuando estoy en Nápoles, es mi segunda casa.