Los sonidos llegaron y calaron tan profundo, como las bajas temperaturas y los vientos inoportunos pero, a pesar del “It’s fucking freezing” que elevó Nick Cave, una vez más, el Primavera Sound nos ha dejado un sabor de boca extremadamente agradable y un nivel adrenalínico difícil de eliminar. El conglomerado de emociones tan profundas que dispara nos invita así, a conservar y exprimir hasta la última de las endorfinas. Festival de festivales, nos ha hecho sentir doblemente en el paraíso, por la programación, las novedades y la profesionalización que se agudiza, año a año, pero, también porque más allá de toda melomanía y cultura musical, como analistas de tendencias, tocamos el cielo con las manos y nos regodeamos con una manifestación sociocultural, sin igual, que nos permite, en sólo algunos días, analizar cómo se comporta semejante comunidad variopinta e internacional, para comprender así, hábitos, gustos, ideas y conductas de aquí y de allá. Photographia non verba…